Hermanos Vargas Cárdenas
De los dos hermanos Vargas, Mario Ricardo resultó el más leal a los propulsores del 18 de Octubre del ’45 o, en todo caso, al Presidente Gallegos. En las vísperas de la crisis de noviembre de 1948, se encontraba enfermo en Estados Unidos y rápidamente regresó para intentar abortar el golpe de Estado que involucraba a las Fuerzas Armadas como institución., debiendo – en consecuencia – subordinarse para luego marcharse a morir al norte, por tuberculosis. Fueron varias las diligencias que realizó, teniendo por epicentro la vieja sede del ministerio de la Defensa, edificación gomecista ubicada al frente del Palacio de Miraflores. Probablemente sobrevivan algunas notas en manos de los herederos, sobre esas diligencias que significaron una profunda reflexión de su papel púbico, durante la agonía. Inesperado papel, por cierto, para quien no tenía mayores ambiciones políticas y prefería un ritmo de vida sencilla, como – incluso – ocurrió en los despachos que dirigió. Cosas de la época o quizá por una vieja amistad, a la celebración hecha en el ministerio, abría las puertas de su casa para festejar los veintinco años continuos de servicios de un funcionario. ¿Hasta dónde hubo habilidad y hasta malicia para que sobreviviera Gallegos en el gobierno? ¿Hubo algún tino político de Vargas que no pasó por la alcabala de la rigurosa moralidad del presidente depuesto? ¿No fue tanta su ascendencia en las Fuerzas Armadas? ¿Era un actor secundario que elevó el discurso adeco de acuerdo a esa específica coyuntura?
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