Dra. María Isabel Núñez de Martínez
La educación
es uno de los principales pilares del conocimiento, tanto individual como
social.” Con este pensamiento, las instituciones universitarias de formación docente no constituyen una
excepción, por el contrario se han avocado a estudiar la necesidad de un nuevo
papel docente, el cual ocupa un lugar destacado en la educación actual, sobre
todo ante la transformación educativa que contempla dentro de su concepción una
educación integral y de calidad.
El
perfil de este nuevo docente ha terminado por configurar un largo listado de
competencias deseadas, en el que confluyen postulados inspirados en la nueva
praxis educativa, Holología, así como principios de universalidad, identidad, integralidad,
continuidad, andragogía, pedagogía
crítica y los movimientos de renovación educativa, que hoy han pasado a formar
parte de la reforma educativa mundial.
Frente a
este panorama las instituciones de formación de formadores deben invitar a la comunidad a formar parte
del proyecto de formación integral del sujeto capaz de afrontar en el futuro
una realidad sistemática y holística, en la cual las disciplinas juegan un
papel en la formación del estudiante, considerando en su quehacer educativo las
dimensiones de la ética, lo social, o cultural y el conocimiento
tecnológico-científico. Este cambio de paradigma desemboca en un cambio de
valores que dan sentido a la actividad humana como ser social, capaz de
responder y participar activamente en la transformación de la sociedad en la
que vive y se desarrolla.
Desde
este punto de vista, se toma en cuenta el carácter impostergable que requieren
las instituciones de educación universitaria,
donde se asume que deben fortalecer su
papel primordial en el desarrollo nacional en todas sus dimensiones, por
eso expresa el cumplimiento a la Política N.
2 según el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria que dice: “Elevar la
calidad académica de las instituciones y mejorar su eficiencia institucional” y
la Política N.
5 “Lograr una mayor interrelación de las instituciones con las comunidades de
entorno”.
Por lo
antes señalado, se infiere que el docente
no puede limitarse en su formación, ya que de él se espera mucho más aún
cuando debe poner de su parte como persona en busca de una depuración de todo
su propio yo. Así mismo, como miembro de esta sociedad debe mantenerse a la par
con el desarrollo dinámico de la ciencia y de la tecnología, de allí que debe
ser inconforme, productivo, analítico, actualizándose constantemente y sobre todo
que aprenda haciendo, tal como lo sugiere Brubacher y otros (2000: 37) quienes
dicen: “ Un maestro plenamente capacitado es alguien que toma decisiones
reflexivas, que encuentra placer en aprender e investigar y que considera el aprendizaje como una
construcción, la enseñanza, como un proceso que facilita, estimula enriqueciendo
el desarrollo” .
Dentro
del marco de esta cita, se considera que la complejidad, importancia, desarrollo y
transformación de la
Educación Universitaria es tarea, compromiso de todas las instituciones de
formación de formadores en convertirse en un espacio abierto, flexible,
humanista donde se debatan ideas con respeto preparando a los futuros docentes.
Finalmente, hay que tener presente que la educación es el vehículo que prepara
integralmente al hombre, quien tiene un alto grado de responsabilidad para la
toma de decisiones en nuestra comunidad.
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