191101231206 Jaime Lusinchi: el patriota olvidado ~ .

jueves, 22 de mayo de 2014

Jaime Lusinchi: el patriota olvidado

          Jaime Lusinchi: 

          El Patriota olvidado



Angel Mendoza Zabala. / CNP: 19.492
 Lusinchi (Clarines, Anzoátegui, 1924 - 22de Mayo de 2014), fue presidente de Venezuela de 1984 a 1989. En ese período, asumió, dirigió, sorteó, sobrellevó y resultó triunfante en el único episodio contemporáneo (en los últimos cincuenta años), en el que el país estuvo al borde de la guerra, con su vecino, Colombia. Fue un patriota que ganó ese episodio.Molesta sobremanera ver como los venezolanos tenemos una memoria cuya fecha de caducidad es elevadamente cercana y novelerista. Sólo recordamos a Lusinchi por el “caso de los Jeeps” y los sonados casos de corrupción que se destaparon en su mandato. Si bien es cierto que fue irresponsable al permitir que su vida personal se mezclase con sus acciones de gobierno, no es menos importante su actuación hace 25 años, cuando demostró su capacidad política como Jefe de Estado. Lusinchi fue Comandante En Jefe de una Fuerza Armada Nacional respetada y capaz. Cien mil efectivos se movilizaron para repeler la violación de la soberanía.Sí. El 9 de agosto de 1987 una embarcación de guerra de la Armada Colombiana, la ARC “Caldas”, ingresó a aguas territoriales venezolanas haciendo labores de “vigilancia” en la llamada “zona económica exclusiva”. El patrullero ARV “Libertad” detectó la incursión, avisó a sus superiores, exigió a la corbeta retirarse hacia el norte, y se pasó a estado de “alerta” de conflicto. Aviones F-16 despegaron entonces de la Base Aérea “Rafael Urdaneta” de Maracaibo, y el Golfo de Venezuela se convirtió en zona de posible guerra.Desde Colombia, el presidente Virgilio Barco, desplegó su escenario de conflicto (que amplió hasta Nicaragua, según el maravilloso libro La corbeta solitaria, de Jorge Bendeck Olivella, Grijalbo), y movilizó hasta un submarino, el ARC “Tayrona”, para apoyar tanto a la Caldas, como a la ARC “Independiente”, que llegó a relevar a su hermana.Se dispararon misiles de alerta, y se movilizaron las siguientes unidades de tropa: el batallón “Bravos de Apure” al norte del río Limón; a posiciones estratégicas los batallones de infantería “Arismendi” y “Girardot” y el grupo de artillería “Freites”; el batallón de ingenieros “Carlos Soublette”, el batallón de apoyo “José Escolástico Andrade” y el grupo de artillería lanza cohetes múltiples “José Gregorio Monagas” fueron colocados en “Alerta Máxima”. De inmediato, embajadores y presidentes se reunieron en Caracas y Bogotá. Simón Alberto Consalvi, a la sazón, canciller venezolano, entregó una nota diplomática al embajador colombiano en Caracas en la que advierte de “riesgo militar inminente”.Pudimos ir a la guerra porque, como se ha determinado en innumerables ocasiones, el acto fue una provocación de Colombia. Una provocación estudiada y predeterminada. Estábamos a tiro fácil de los colombianos que a simple vuelo, hubiesen podido destruir el corazón económico de Venezuela: Maracaibo y la zona de explotación del Campo Costanero Bolívar, entre Cabimas y Lagunillas. Están ahí, de paso, en esa zona, las refinerías de Bajo Grande, Cardón y Amuay, (que no estaban unificadas), y el Complejo Petroquímico “El Tablazo”. La segunda ciudad del país en zona de guerra. Consecuencias devastadoras.El 17 de agosto las tensiones llegaron a su punto clímax: Caracas ordenó hundir la corbeta ARC “Independiente”. Pero la embarcación se retiró de la zona, previo pedido e intercesión del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Joao Baena Soares y del presidente de Argentina, Raúl Alfonsín. Bogotá transigió.Ya el 19 de agosto el impasse estaba solucionado. No fuimos a la guerra, pero estuvimos a punto. Lusinchi obtuvo una victoria internacional aplastante y un respaldo de los países latinoamericanos. No se cortaron relaciones diplomáticas con Bogotá, ni se retiraron embajadores. La política externa se manejó, en ese momento, con gran altura, dirigida por profesionales diplomáticos. Tuvimos un acto de guerra y respondimos con otro.El 9 de agosto debería ser recordado ese episodio, condecorado el capitán Alfredo Castañeda (del ARV “Libertad”), todos los oficiales superiores involucrados en el hecho, el canciller Consalvi, el presidente Lusinchi. Los hombres cometemos errores, pero así como tenemos máculas tenemos vetas de luz. El manejo de la crisis del Caldas es uno de los diamantes que Lusinchi puede lucir en la frente. No calla sus desaciertos pero lo convierte en el único presidente de la Venezuela democrática, sometido a semejante desafío.

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