Fuerzas
Armadas Nacionales
Comunicado a la Nación
Las fuerzas Armadas Nacionales, ante la
incapacidad del Gobierno Nacional para resolver la crisis existente en el país,
en vista de la intromisión de grupos extremistas en la vida nacional, puesta de
presente en la mañana de hoy por la decisión de una huelga general de
consecuencias incalculables y ante la incitación a las masas para cometer actos
vandálicos y alterar el orden, han asumido plenamente el control de la
situación para velar así por la seguridad de toda la Nación y lograr el
definitivo establecimiento de la paz social en Venezuela.
Las Fuerzas
Armadas Nacionales esperan que todo el pueblo de Venezuela respalde con su
actitud de moderación, con plena responsabilidad de su conciencia democrática,
la que es patriótica y firme resolución de las Fuerzas Armadas Nacionales.
Caracas: 24
de noviembre de 1948.
Exposición de las Fuerzas Armadas Nacionales.
Comunicado Nº 6
El 18 de octubre de
1945 el ejército
nacional actuó contra un orden de cosas que la Nación consideraba viciado y las
Fuerzas Armadas Nacionales dieron entonces un ejemplo de desprendimiento que
fue aplaudido por el pueblo de Venezuela, al no querer el poder para sí y
declinarlo en manos del único partido que para entonces hacía oposición al
régimen.
Al comienzo,
y pese a la inclusión de dos militares en el Gobierno, la actitud de las
Fuerzas Armadas fue de absoluto apoliticismo. El Partido Acción Democrática
continuó a pesar de que pregonaba de ser un partido nuevo, los vicios políticos
que caracterizaron los anteriores gobiernos, aprovechándose seguidamente del
poder para su propio beneficio, implantando el sectarismo político, manteniendo
una agitación permanente y trayendo el desbarajuste total de la República. Sin
embargo, las Fuerzas Armadas ante los brotes esporádicos de rebeldía de algunos
de sus miembros y aún a sabiendas de que se sacrificaba a veces elementos
valiosos, reprimió inexorablemente todo intento de subvertir el orden
establecido.
Llevadas a
cabo las elecciones para Asamblea Nacional Constituyente, el pueblo venezolano
dio sus votos por quienes creyó intérpretes del sentimiento y del espíritu de
la Revolución, pero Acción Democrática capitalizó para ella los resultados y
dio al país una Carta Fundamental que, si bien contiene principios
progresistas, adolece de vicios encaminados al ejercicio abusivo del poder.
Bajo el imperio de esa Constitución fue elegido el Presidente de la República,
demostrando su voluntad de ser guardianes de las instituciones y mantenerse
ajenas a toda ambición de poder. La promesa de concordia fue una nueva
esperanza frustrada, pues el Presidente vio sacrificada su libertad de acción
por la constante intromisión de su partido, que negaba así las atribuciones que
él mismo en su acción legislativa le confirió a la Constitución Nacional.
Lograda definitivamente la posesión integral del Poder civil por Acción
Democrática, la fracción extremista que ha controlado dicho Partido inició una
serie de maniobras tendientes a dominar también a las Fuerzas Armadas
Nacionales, tratando de sembrar entre ellas la discordia y la desunión. Los
organismos superiores del Ministerio de la Defensa Nacional, responsablemente
pusieron al Presidente de la República en conocimiento de estas circunstancias,
esperando un remedio oportuno y eficaz. Pero la influencia del Presidente en el
Partido una vez más fue nugatoria. Por el contrario, esta conducta de las
Fuerzas Armadas se interpretó tendenciosamente como desafección al gobierno, y lo
que pudo ser problema de fácil solución, se convirtió por obra de la
intransigencia partidista y de la indecisión del Presidente, en una crisis
política extraña a la intención y a la actitud de las Fuerzas Armadas. Los
extremistas de Acción Democrática vieron la oportunidad de cumplir sus
designios increpando a las Fuerzas Armadas de una crisis artificial. En la
mañana de hoy, cuando las Fuerzas Armadas esperaban que el nombramiento del
nuevo Gabinete daría lugar al restablecimiento de la tranquilidad y a un
planteamiento sincero de las causas que originaron su alteración, sorprende la
decisión tomada por una organización sindical controlada por el Comité
Ejecutivo del Partido Acción Democrática, de declarar la huelga general por
razones que las Fuerzas Armadas Nacionales desconocen; decisión notificada al
Comando Militar por un miembro prominente de ese Partido, sin que se recibiesen
instrucciones algunas para contrarrestar la irresponsable orden de huelga que
vendría a ocasionar el colapso económico del país. Esta situación obligó a las
Fuerzas Armadas a asumir el control de la situación en la República; y es
satisfactorio informar al pueblo venezolano que en esta actitud el Comando
Militar se encuentra asistido por el respaldo absoluto y unánime de todas las
Fuerzas Terrestres, Navales, Aéreas y de Cooperación, así como también por los
Cuerpos Policiales de la capital de la República y de las plazas importantes
del país.
Toca ahora
al pueblo venezolano, que ha sido siempre paradigma de patriotismo y de serenidad
asumir la actitud que le corresponde seguro de que todas las medidas de orden
progresista tomadas hasta la fecha, serán mantenidas en todo su vigor, siendo
la mejor intención de las Fuerzas Armadas Nacionales que en adelante, y por los
órganos precisos se proceda a aplicar efectivamente todas aquellas otras
necesarias a su mejoramiento y bienestar.
De la
constitución política del nuevo gobierno, en cuya formación se trabaja, podemos
adelantar que, alejado de todo extremismo, estará formado por hombres de
reconocidas virtudes ciudadanas que garanticen la imparcialidad, honestidad y
eficacia que serán distintivos de una administración progresista.
De la
responsabilidad que el pueblo venezolano sepa asumir en este momento histórico,
y del rápido restablecimiento de la normalidad, depende el encauzamiento hacia
un orden constitucional adecuado a la verdadera realidad venezolana y surgido
de la voluntad nacional, libre e imparcialmente manifestada a través de las
organizaciones políticas.
De esta
manera las Fuerzas Armadas Nacionales dejan informada a la Nación de que una
vez más están cumpliendo con los sagrados deberes a ellas encomendados.
Caracas, 24
de noviembre de 1948.
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