191101231206 No todo es como lo cuentan... ~ .

lunes, 25 de noviembre de 2013

No todo es como lo cuentan...





Don Pedro Estrada

En marzo de 1949, un atildado caballero fue retenido en el puesto de control del aeropuerto internacional de Maiquetía. Los funcionarios le pidieron esperar, al poco rato lo llevaron ante la presencia del Comandante Castellano, jefe de la terminal aérea, quien no más tenerlo enfrente le preguntó:

- ¿A qué viene usted a este país? ¿Cuáles son sus intenciones?
El interpelado que no era otro que Pedro de Alcántara Estrada Albornoz respondió sin inmutarse.
- Vengo porque este es mi país y tengo el derecho de regresar.
Informadas las autoridades de la llegada de este hombre y no teniendo nada que objetar sobre su presencia en el país, fue autorizado a ingresar. Lo que produjo la escena anterior fue el hecho de que Estrada estaba considerado como un tipo peligroso por ser conspirador de vieja data y haber estado vinculado a los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita.
Exiliado desde el 22 de diciembre de 1945, ahora regresaba de Brasil para intentar una vida normal en la patria. Al poco tiempo de estar acá contactó con la Junta Militar de Gobierno a través de sus amigos Laureano Vallenilla y Altuve Carrillo quienes le presentaron al Comandante Delgado Chalbaud, Presidente de la Junta, con quien logró empatía al enterarse aquel de su participación en la fallida conspiración del Falke (1929) liderada por su padre Román Delgado Chalbaud.
A partir de esa ocasión, Pedro Estrada integró una misión diplomática que tenía la tarea de establecer contacto con las autoridades de varios países. En realidad una mascarada que le permitía a Delgado Chalbaud deshacerse de un peligroso enemigo suyo: el Capitán Pulido, Jefe del Servicio de Inteligencia Militar, conocido por su habilidad para la intriga y la conjura. Cumplida esa fase, Estrada pasó a ser Agregado Especial en la embajada de Venezuela en Washington. Allí se le encomendó la tarea de recabar información sobre la labor de los líderes opositores exiliados, no solo en los Estados Unidos sino en México y el Caribe.
La eficiente labor de Estrada en preparar una especie de maquinaria continental que le permitía a la junta luchar contra la conspiración adeca con ayuda de gobiernos amigos, con los que el agregado especial tenía excelentes relaciones, llevaría finalmente a decidir su nombre entre todos los que se barajaron para sustituir a Maldonado Parilli en la jefatura de la Seguridad Nacional. Eso, aunado a su experiencia y conocimiento en inteligencia policial obtenidos a lo largo de su carrera. En 1936 Pedro Estrada era jefe de la policía de Maracay, posteriormente ocupó cargos directivos en la policía de Caracas y fue director de la cárcel Modelo durante el gobierno del General Medina hasta que por intrigas palaciegas, conducidas según sus palabras por Arturo Uslar Pietri fue marginado del poder.
Pedro Estrada, al margen de lo que puedan unos y otros pensar sobre él, era en aquel momento, agosto de 1951, el candidato ideal para ocupar el cargo: Inteligente, eficiente, leal a sus superiores y con un estricto sentido de la defensa del orden al que servía. Muy pronto los enemigos del régimen militar sufrirían el rigor de su accionar y muchos temblarían de miedo al solo oír pronunciar su nombre.

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