Quiero comenzar con una pequeña frase que leí
y me impacto, “La conexión espiritual es un viaje, que hay que hacerlo solo,
“un guía” solo ayuda a preparar el “equipaje”.
Esos somos todos los catequistas “guías
espirituales”, que preparamos el equipaje que cada niño lleva consigo.
Imaginemos preparar un morral de un una
personita que tiene que hacer un “viaje” hacia el encuentro con Dios”. En ese
morral meteremos ropa de Amor, para cada cambio, Tenis de confianzas para
saltar, y correr el camino, linterna de fe, por si oscurece y tenemos miedo,
libro de historietas la biblia, para entretenernos por si nos aburrimos.
Chucherías, eso que se comparte con los amigos, cada vivencia, cada risa, cada
pregunta; fotos de sus papis, por que en este viaje ellos son la mejor
compañía. Y por ultimo un corazón enorme, que late acelerado, temeroso y feliz
de hacer el viaje.
Esa es la imagen que tengo cuando cada
niño llega por primera vez a la clase de catequesis. Algunos esperan mucho,
otros solo van por que les dijeron que era un paso para hacer su primera
comunión, otros con sueño, por que hablar de Dios nos fácil. Pero a medida que
pasan los días, y tú como guía, procuras un encuentro efectivo, juegos,
chistes, relatos, escuchar más que hablar de lo que ellos esperan. El trabajo
se hace ligero y cada niño se convierte en parte activa; y con el pasar del
tiempo el “el guía”, no es mas que un espectador de ese que conquisto su viaje,
y ese corazón igual acelerado, pero ya no temeroso, sino seguro, logra lo que
todo el mundo llama, labor de un catequista: Preparar el equipaje al encuentro
con Dios, un encuentro que sobre pasa lo imaginable. O ¿quien no recuerda su
primera comunión?, ¿quien no suelta una lagrima de emoción ese día?, pues los
papas, por supuesto!; pero nunca la del “guía” aquel que acompaño en silencio,
mientras el “viajero” llega a su destino.
Catequista
0 comentarios:
Publicar un comentario