191101231206 Rómulo Betancourt y el Proyecto Nación: El Desafío de las Elites Venezolanas, entrega I ~ .

martes, 3 de diciembre de 2013

Rómulo Betancourt y el Proyecto Nación: El Desafío de las Elites Venezolanas, entrega I



 
                        El 22 de Febrero del 2008, se cumplieron 100 años del nacimiento de Rómulo Betancourt. A tal efecto, se han organizado una serie de homenajes, foros, publicaciones, artículos de prensa, para analizar su impacto e influencia sobre la realidad venezolana. Al analizar el contenido conceptual del discurso utilizado en estos actos y publicaciones, observamos una clara tendencia a la idealización de este personaje histórico, incluso con preocupantes manifestaciones de culto a la personalidad y la ausencia notoria de un balance de su trayectoria vital, que exponga todo lo positivo que realizo por Venezuela y a nivel internacional pero que también, madura e imparcialmente, analice las naturales insuficiencias de sus decisiones y acciones y sobre todo que consecuencias positivas (oportunidades) y negativas (amenazas) dejo su visión y proyecto nación  sobre el presente y futuro de Venezuela.
                        Rómulo Betancourt, fue un político excepcional que descubrió y vivió a plenitud su vocación existencial: ejercer la política como instrumento de cambio y desarrollo de un país y en el ejercicio de esa vocación, diagnosticó y capturó la esencia de la dinámica política, económica y social de la Venezuela que en la década de 1920 a 1930, era una nación sumergida en la pobreza y el atraso, conducida por la dictadura personalista, nepótica y ferozmente represiva de Juan Vicente Gómez, solidamente apoyada por el ejercito profesional que construyó, importantes élites económicas y sociales, el miedo y la pasividad de la población y el apoyo intelectual de los cultores del gran caudillo, del gendarme necesario, como consecuencia de las insuficiencias y limitaciones de nuestra realidad nacional a nivel geográfico, cultural y racial. Expuesta esta nefasta argumentación durante décadas en el siglo XIX y XX y por el mismo Simón Bolívar en documentos esenciales para justificar el centralismo, el senado hereditario, la presidencia vitalicia etc., como instrumentos de gobierno necesarios, en manos de minorías ilustradas, frente a una población con severas insuficiencias para el ejercicio de la democracia y la plenitud ciudadana.
Nuestra vida colonial, el proceso de independencia y nuestra evolución como nación, hasta las primeras 3 décadas del siglo XX, tuvieron el contenido esencial de una cultura política y estructuras económicas, políticas y sociales, con un claro contenido de antidemocracia, antidesarrollo y las riquezas y oportunidades del país para unos pocos privilegiados en el marco de la pobreza, el atraso social ( mas del 60% de analfabetismo ) y autoritarismo político que condenaba las mayorías del país al subdesarrollo y la desesperanza.
Pero esta realidad, la dinámica política, económica y social que era Venezuela en la segunda década del siglo XX, comenzaba a ser sacudida hasta lo más profundo de su existencia por los efectos de un elemento que cambió el destino de nuestra nación: el petróleo. Rómulo Betancourt conoce su vocación, está dispuesto a ejercerla y capta la esencia de un país y sus características terribles de atraso e injusticia, pero también observa el formidable instrumento de cambio económico, político y social que es el petróleo. Con su vocación y voluntad política, el conocimiento de la realidad y la comprensión del tremendo impacto y potencial de cambio que el petróleo significaba para Venezuela, Rómulo Betancourt se transforma, a partir de 1931, en el gran arquitecto, líder y gerente político del siglo XX en Venezuela, realizando una obra extraordinaria pero dejando también su visión y proyecto nación deficiencias y amenazas esenciales para el destino de nuestra patria.
En consecuencia, el deber y responsabilidad de la intelectualidad y la sociedad venezolana como un todo, es realizar el análisis maduro y responsable que exponga todo el contenido de grandeza de la obra de Rómulo Betancourt, pero también las insuficiencias y desafíos que su liderazgo, proyecto nación, acción y gerencia política, significaron y significan para Venezuela y la incapacidad hasta el presente, 2008, de las elites políticas, económicas, sociales e intelectuales, para impulsar el necesario cambio histórico que nos enrrumbe definitivamente hacia la plenitud democrática y el desarrollo integral frente a las terribles insuficiencias e involución de nuestro proceso vital como nación, esencialmente a partir de 1983 y el estancamiento y paralización del proceso de reformas iniciado en 1989, en base a la profundización de la descentralización y la participación ciudadana, para dar paso al proceso de polarización política extrema que vive Venezuela desde 1999
Entre 1920 y 1925, ante el impacto mundial del triunfo de la revolución Bolchevique en Rusia, y las condiciones de explotación y ventajismo con que operaraban las empresas petroleras extranjeras en Venezuela, no es extraño que la juventud con vocación política estuviera fuertemente influenciada por el marxismo-leninismo, tal era la situación de Rómulo Betancourt, pero con la particularidad de que en la evolución de su existencia y acción política, cambió de un inicio fuertemente influenciado por el marxismo-leninismo hacia un proyecto nación democrático, de libertad de expresión, elecciones universales, directas y secretas y alternabilidad en el ejercicio del poder, en base a la concertación entre clases sociales y la realización del cambio y reformas en el marco democrático, como se demuestra especialmente a partir del plan de Barranquilla en 1931, hasta su retiro de la política activa en 1972, cuando toma la decisión de no aspirar a la reelección presidencial luego de haber sido presidente de Venezuela electo democráticamente en 1958.
Rómulo Betancourt diseñó y realizó un modelo político y proyecto nación, con un claro contenido de cambio y progreso democrático en materia de libertad de expresión, conquista del voto universal, directo y secreto, alternabilidad en el ejercicio del poder, claras políticas educacionales, sociales, de infraestructura y obras públicas, pero en el marco de un hiperestatismo, centralismo y el uso de un partido político, Acción Democrática, como instrumento de promoción, permeabilidad y ascenso social, apoyo clientelar, ejercicio de funciones de gobierno y control de la administración pública y de los organismos intermedios (sindicatos, gremios profesionales, organizaciones campesinas) entre el individuo y el estado, lo que hoy denominamos sociedad civil.  

Rómulo Bentacourt promovió y ejecuto una Democracia limitada, tutelada por minorías centralistas con claros ingredientes a largo plazo de estancamiento inevitable involución y peligro de autodestrucción por las incompatibilidades entre Democracia y centralismo, Democracia e hiperestatismo y Democracia y un modelo económico basado esencialmente en la renta generada por un bien, el petróleo, en el marco de la insuficiencia dinámica  de la agricultura y la industria y la ausencia de un verdadero desarrollo empresarial formado en la cultura del riesgo, el valor agregado y la capacidad de generar calidad y competencia para ganar y sostener segmentos de mercados de bienes y servicios; sino por el contrario, creando un marco de hiperdependencia de la sociedad en sus distintas manifestaciones políticas, económicas, sociales y culturales, del estatismo controlador de la renta petrolera y los impuestos cancelados por los ciudadanos y distribuidos dentro de una dañina discrecionalidad de oportunidades y privilegios, en la formación y ejecución de las políticas publicas, transformándose el Estado a mediano y largo plazo no en el promotor del desarrollo integral sino del subdesarrollo y el atraso, de no realizarse las reformas que cambiaran el contenido de incompatibilidades e insuficiencias del proyecto nación ideado y ejecutado por Rómulo Betancourt. Este contenido de realizaciones, aportes, amenazas y desafíos es lo que intentaremos analizar y demostrar a continuación, exponiendo los grandes aciertos y realizaciones de su obra, pero también las severas contradicciones y potencial de estancamiento e involución que su modelo democrático y proyecto nación contienen para el presente y futuro del país y el propio destino democrático.      

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