191101231206 Carlos Roman Delgado Chabaud ~ .

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Carlos Roman Delgado Chabaud





Un hombre de una compleja personalidad el comandante Delgado. Utilizamos aquí los testimonios recopilados por su biógrafa Ocarina Castillo(Carlos Delgado Chalbaud. Caracas: El Nacional/Banco del Caribe,2006.142 p.).
Fue Delgado: “Profesional de la ingeniería, con formación y experiencia militar, conocía varias lenguas y hablaba perfectamente el francés y el inglés. Era una lector incansable de literatura, filosofía, sociología, historia, religión y política. Gustaba de la poesía y de la música clásica…manifestando su predilección por Beethoven…disfrutaba de la ópera…Desaliñado en el vestir…poseía un temperamento nervioso que se intranquilizaba más en las situaciones tensas. Sobrio, sencillo en el trato, conversador, agradable y fino, poco afecto a las fiestas, enamoradizo y de éxito con las mujeres. Siempre con un cigarro entre los dedos y una taza de café a mano. Afecto a la comida francesa…Físicamente era blanco, delgado, pelo lacio, rubio, no se parecía a su padre sino a sus antepasados Velutini…tenía un ‘poder magnético extraordinario, sabía atraer a las masas”(Carlos Delgado Chalbaud,p.44).
Su hermana Elena lo describió como de “carácter, su firmeza, su fácil amistad y su disciplina”(p.17), fue gran lector, deportista, “triste y reservado” lo describe su amigo Laureano Vallenilla Planchart(1912-1973); “poco comunicativo y tímido”(p.50) lo describió Carlos Pérez Jurado; “muy inteligente, con muchos conocimientos, muy culto”(p.50) lo observó Ramón J. Velásquez; por ello se pregunta Federico Vegas en la novela histórica que le dedicó: “Un hombre de tanta interioridad tiende a encerrarse cuando no se siente comprendido” (Sumario. Caracas: Alfagura, 2010,p.127);”era un hombre con gran sentido de la oportunidad y con una rapidez mental extraordinaria”(p.63) dice Velásquez; “vacilante y tímido”(p.80) lo califica Vallenilla Planchart; “talento, disciplina y capacidad de mando”(p.81), “facilidad para interactuar y desplazarse con prudencia y soltura en el mundo diplomático”(p.81) dice su biógrafa; Carlos Pérez Jurado: “Aun en las situaciones difíciles, podía salir con finura y elegancia…Era hombre patriota y carente de interés por enriquecerse”(p.105).
UN HECHO PSICOLOGICO

Creemos que no se puede entender la personalidad de Delgado Chalbaud, las vacilaciones que varios analistas le reconocen, sin tener en cuenta un grave hecho psicológico y afectivo de su vida: fue solo durante escasos seis años de su vida en los cuales Delgado Chalbaud tuvo trato pleno con su padre el general Román Delgado Chalbaud(1882-1929). Solo estuvo junto a él entre su nacimiento y los cuatro años y luego catorce años después, entre los diez ocho y los veinte años. Lo perdió dos años después de haberlo reencontrado en el ataque a Cumaná(Agosto 11, 1929), cuando él tenía veinte años. Sin el conocimiento de este hecho psicológico tan decisivo en cualquiera vida humana, sobresaliente en la personalidad del comandante Delgado no se le puede comprender a con toda certeza. Y durante aquellos catorce años(1913-1927) el padre estuvo ausente en una etapa que es decisiva en todo hijo, para él entre los cuatro y los diez y ocho años el padre no estuvo presente, no lo vio crecer, ni hacerse hombre. Y es más: fue un padre, quien por estar preso en La Rotunda gomera, debió ser admirado por su heroísmo por el hijo, pero debió verlo casi como un fantasma pues apenas lo conocía. Desde lejos quiso emularlo, lo acompañó en la fatídica invasión por Cumaná pero allí el padre perdió la vida y el hijo se volvió a quedar solo, figuras paternas fueron en adelante para él José Rafael Pocaterra(1889-1955) y Rómulo Gallegos(1884-1969). Por ello quiso, dentro de su formación personal emular al padre pero cayó, como el papá, en el intento. Es por ello que dentro de la historia de Venezuela la vida del comandante Delgado no puede ser vista sino como un drama, una tragedia en la cual él héroe cae en la acción como los personajes del teatro griego clásico. Este es un aspecto de su vida que no puede ser soslayado. Delgado fue más que el tímido que nos describe Rómulo Betancourt, más que el que solo el incisivo: alguien que quiso cosas para las cuales seguramente no tenía fuerzas, lo oscuro de la sociedad venezolana, todo lo patológico que hay en nosotros lo derrotó. Se hizo verdad lo que pensó el general José Rafael Gabaldón Iragorry(1882-1975), el último caudillo de nuestras guerras civiles, “los idealistas no tenemos cabida en la política de Venezuela”.

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