Carlos Meyer Baldó (cuyo nombre completo era
Karl Otto Meyer Baldó) nació en la ciudad de Maracaibo, Estado de Zulia
(Venezuela), el 21 de abril de 1895, hijo de un comerciante alemán y de una
venezolana. Cuando tenía 13 años, en 1908, la familia se trasladó a Hamburgo,
donde su padre trabajó con la empresa Steinvorth & Cía. En dicha ciudad
terminó sus estudios.
Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, Meyer se presentó como
voluntario en el Ejército Imperial, siendo destacado y enviado al frente ruso
en noviembre de ese año en el Regimiento de Dragones Nº 9, que quedó encuadrado
en el IX Cuerpo de Ejército (IX Armeekorps), bajo el mando del general August
von Mackensen. En dicho regimiento, Meyer participó en varias batallas, entre
ellas la batalla de Lodz. Su destacada actuación le valió ser ascendido a
Leutnant der Reserve (Teniente de la Reserva) y condecorado con la Hamburg
Hanseatenkreuz (Cruz Hanseática) en 1915.
Luego, en mayo de 1916, se presentó como alumno de la Flieger Ersatz Abteilung
Nº 3 (Escuela de Aviadores Sustitutos Nº 3) en Gotha, donde recibió su
entrenamiento como piloto.
Al obtener la insignia de piloto (Flugzeugführerabzeichen) en febrero de 1917,
fue destinado al Departamento de Aviadores de Artillería Nº 201 (FA(A) 201,
Flieger Abteilung Artillerie Nº 201) para cumplir labores de reconocimiento y
corrección de tiro de la artillería alemana (apoyando las acciones en tierra)
en el frente occidental. Como observador y artillero, tenía al Leutnant der
Reserve Eduard Palz. Por su actuación en esta unidad, recibió una mención de
honor (Luftstreitkräfte) y la Cruz de Hierro en su Segunda Clase.
El 14 de julio de 1917 fue asignado al Escuadrón de Caza Nº 11 (Jadgstaffel o
Jasta 11), al mando del Hauptmann (Capitán) Wilhelm Reinhard. Los Jasta 4, 6,
10 y 11 formaban la legendaria Unidad de Escuadrones de Caza Nº 1
(Jagdgeschwader 1 o JG1), el gran “Circo Volante de Richthofen”, comandada por
el celebérrimo Barón Rojo, Manfred von Richthofen.
Meyer pilotaba un Albatros D.V. Los aviones del Jasta 11 eran pintados en el
morro, hasta delante de la cabina, de color rojo, incluyendo varillas
interplanos y cubiertas de las ruedas. La personalización de los aviones se
realizaba pintando alguna particularidad, en general la cola era del color del
cuerpo del ejército de donde provenía el piloto, en el caso de Meyer,
hipotéticamente, era el azul de los dragones, su Albatros se ha dado en llamar
el “Dragón Azul” (Blauer Drachen).
En su primer combate, 3 días después de su ingreso al Jasta 11, fue derribado
por el piloto británico Noel Webb (al mando de un Sopwith Camel) después de un
duro duelo. A pesar de estar herido, logró aterrizar el aparato, y fue atendido
de inmediato. A partir de ese combate, llevó en su chaqueta de vuelo, junto a
la bandera alemana, una bandera venezolana como amuleto.
Luego comenzarían los buenos momentos: el 31 de julio, en el transcurso de la
tercera batalla de Yprés, obtuvo su primera victoria confirmada: derribó un RE8
de la Royal Flying Corps a las 13:00 horas. Dos semanas después, el 14 de
agosto, derribó un Sopwith, pero esta victoria no fue confirmada, puesto que el
avión cayó en las líneas enemigas. Aun así, recibió la Copa de Honor al
vencedor en combate aéreo (Ehrenbecher für den sieger im luftkampfe) al día
siguiente, y fue condecorado con la Cruz de Hierro de Primera Clase.
El 3 de septiembre, tuvo el honor de escoltar al Barón Rojo en una misión de
combate, donde el Barón conseguiría su victoria Nº 61. Debido a su experiencia,
Richthofen lo destinó a cuidar de los pilotos recién ingresados al JG1, por lo
que debía volar a una altura más elevada que el resto de su Jasta.
Su segunda victoria confirmada fue compartida con uno de esos nuevos pilotos,
el Leutnant Hans Georg von der Osten, el 15 de septiembre. A las 12:45 horas,
volando sobre Frezenberg, von der Osten comenzó a atacar a un De Havilland 4
(DH4), pero sus ametralladoras se trabaron; Meyer acudió en ayuda de su
compañero y obligó al avión británico a aterrizar en zona alemana, siendo capturados
sus tripulantes.
El 1º de diciembre es trasladado al Jasta 4, quedando al mando del Capitán
(Rittmeister) Kurt Bertram von Döring, y luego del Oberleutnant (Primer
Teniente) Ernst Udet, quien ya era una leyenda por tener en su cuenta más de 50
victorias, además de la codiciada condecoración Pour le Mérit. Según sus
compañeros en el Jasta 4, se sabe que Udet y Meyer eran muy buenos amigos.
En sus primeras misiones con el Jasta 4, voló con un Pfalz D.IIIa, pero luego
se hizo con los mandos de un Fokker D.VII. Su insignia, un óvalo blanco con
borde negro y que tenía a un bóxer encadenado y jadeante (en alusión a que el
bóxer era considerado como un símbolo de los ingleses), hizo famoso su avión en
Alemania, al punto de que su Fokker era llamado “Das Sabbern Boxer”, o “El
Bóxer Babeante”.
El 28 de junio de 1918 consiguió su tercera victoria confirmada, derribando
cerca de Corcy al as francés René Montrion, quien pilotaba un SPAD S.XIII, a
las 09:50 horas. Montrion murió en la acción. El 15 de julio, en el transcurso
de la segunda batalla del Marne, logró derribar un SPAD S.XIII sobre el norte
de Fossoy, a las 16:40 horas. El servicio de reconocimiento aéreo alemán halló
el avión, pero no pudo identificar la unidad a la que pertenecía ni halló
sobrevivientes en la cabina del piloto. El 18 de julio logra su quinta
victoria, derribando un Sopwith Camel de un escuadrón aéreo de los Estados
Unidos a las 09:30 horas sobre la zona de Marsuil. Algunas fuentes suponen que
su última victoria aérea (la séptima, sumando el Sopwith sin confirmar) fue el
derribo de un globo británico, pero tampoco ha podido ser confirmada.
En septiembre de 1918 fue transferido a la Escuela de Escuadrones de Caza Nº 2
(Jagdstaffelschule Nº 2 o Jasta Schule II) hasta pocos días antes de terminar
la guerra, pues fue enviado a Hamburgo para ayudar a sofocar la llamada
Revolución Espartaquista.
Después de la guerra, Meyer se quedó en Alemania hasta que en 1926 decidió
regresar a Venezuela, donde desempeña en labores administrativas y comerciales,
asociándose en algunos negocios con su primo Lucio Soulés Baldó.
En 1931, motivado por la llegada de una misión militar alemana destinada a la
reestructuración del cuerpo aéreo venezolano, decidió ingresar a la Aviación
Militar (que a la sazón pertenecía al Ejército), y a tal efecto conversó con su
amigo Florencio Gómez Núñez para facilitar esta gestión. Nada más oportuno:
además de ser Gómez Núñez uno de los promotores de la aviación militar en
Venezuela, era el hijo predilecto del General Juan Vicente Gómez, a la sazón
Presidente de la República. Fue admitido con el grado de Teniente, y a la vez
fue enviado a Estados Unidos para efectuar cursos de actualización, ingresando
como alumno en el “Mitchell Field” de Nueva York y posteriormente en el
“Roosevelt Field”. Volvió a Venezuela a mediados de 1933, con la confirmación
de su grado de Teniente y el cargo de Sub-Inspector de la Aviación e Instructor
Adjunto de la Escuela de Aviación Militar.
Por temor a que Meyer Baldó, que ya era una figura emblemática en la aviación
venezolana, sufriera un accidente grave, las autoridades le prohibieron volar.
Sin embargo, Meyer poco a poco logró convencerlos de que no había riesgo de
accidente si él efectuaba algunos vuelos cortos.
A pesar de las precauciones de Meyer, lo peor sucedió: el 27 de noviembre de
1933 abordó un biplano Stearman C-3B junto al mecánico Héctor Arias, para volar
sobre la ciudad de Maracay. Al intentar efectuar un Immelman, el ala superior
se rompió y el avión se precipitó a tierra, muriendo Meyer y Arias en el acto.
La muerte de Meyer Baldó fue muy lamentada por los gobiernos de Venezuela y
Alemania, como lo testimonian los honores fúnebres que se le rindieron por
orden del General Eleazar López Contreras, Ministro de Guerra y Marina: “el
Supremo Magistrado de la República ha tenido a bien disponer que, de
conformidad con lo establecido por el artículo 417 de la Ley Orgánica del
Ejército y de la Armada, una sección de infantería de la guarnición de esta
plaza le tribute al cadáver los honores fúnebres correspondientes”. A su vez,
el Ministro de la Legación de Alemania en Venezuela, Wilhelm Birtner, presentó
sus honores de esta forma:
“El Ministro de la Aviación alemana, General Hermann Goering, me ha comisionado
para depositar una corona sobre la tumba del Teniente Aviador venezolano y
alemán Carlos Meyer Baldó, en testimonio de cariño y de amistad para el que
durante la Guerra Mundial fue camarada de armas de la famosa Escuadrilla
‘Richthofen’. Con la emoción consiguiente, por unirme al caído lazos estrechos
de amistad y de sangre, cumplo agradecido este honroso encargo y os pido
señores, que me acompañen inclinándose conmigo ante quien cumplió siempre su
deber de soldado, acudiendo valerosamente entonces a defender su Patria Alemana
y muriendo ahora al servicio de su Patria Venezolana.”
Los restos del Teniente Carlos Meyer Baldó se encuentran en el Cementerio
General del Sur, en Caracas.
Como homenaje póstumo, en 1968 la Aviación venezolana creó la Orden al Mérito Aeronáutico
“Teniente (F) Carlos Meyer Baldó” en su única clase, para distinguir a aquellos
militares y civiles que hayan prestado un valioso servicio a la Aviación
patria.
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